O tal vez esa sombra que se tumba a tu lado en la alfombra, a la orilla de la chimenea a esperar que suba la marea. Tengo yo un primo que es primo de todos, cada cual a su forma y a su modo. Fue sin querer, es caprichoso el azar. No te busqué, ni me viniste a buscar. Yo no quiero juntar para mañana, nunca supe llegar a fin de mes, yo no quiero comerme una manzana dos veces por semana sin ganas de comer. A los ojos verdes como aceitunas que robaban la luz de la luna de miel en cuarto de hotel, dulce hotel. No hay nada más bello que lo nunca he tenido, nada más amargo que lo que perdí. Pero 2 no es igual que 1 + 1. Luego todo pasó derepente, tu dedo en mi espalda dibujó un corazón y mi mano le correspondió debajo de tu falda. Porque te quiero a tí, porque te quiero, cerré mi puerta una mañana y eché a andar. Tu nombre me sabe a yerba de la que nace en el valle a golpes de sol y de agua. Y algunas veces suelo recostar mi cabeza en el hombro de la luna y le hablo de esa amante inoportuna que se llama soledad. Y si protesta el corazón, en la farmacia puedes preguntar. ¿Tienen pastillas para no soñar? Entonces siempre acuérdate de lo que un día yo escribí, pensando en tí, pensando en tí. Dicen en el pueblo que un caminante paró su reloj una tarde de primavera. Maldito sea el gurú que levantó entre tu y yo ese silencio oscuro. Ruido de cristales, ruido de gemidos, ruidos animales, contagioso ruido, ruido mentiroso, ruido entrometido, ruido escandaloso, silencioso ruido. Niño, deja ya de joder con la pelota, que eso no se dice, que eso no se hace, que eso no se toca. Y eso que yo, para no agobiar con flores a María, para no asediarla con mi antología de sábanas frías y alcobas vacías, para no comprarla con bisutería. Que el corazón no se pase de moda, que los otoños te doren la piel, que cada noche sea noche de boda, que no se ponga la luna de miel. Para la libertad, siento más corazones que arenas en mi pecho, dan espuma mis venas y entro en los hospitales y entro en los algodonoes como en las azucenas. No hago otra cosa que pensar en tí y no se me ocurre nada. ¿Quién me ha robado el mes de abril, cómo pudo sucederme a mí? Cuando el poeta es un peregrino, cuando de nada nos sirve rezar, caminante no hay camino, se hace camino al andar. Tenemos poetas, colgados, canallas, quijotes y sanchos, babel y sodoma, abuelos que siempre ganaban batallas, caminos que nunca llevaban a Roma. Pero si me dan a elegir entre todas las vidas, yo escojo la del pirata cojo, con pata de palo, parche en el ojo. Hoy puede ser un gran día.. y mañana también.
lunes, 17 de septiembre de 2007
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