martes, 2 de octubre de 2007

Otro verso del capitán

Yo te creé,
yo te inventé en Italia
Estaba solo
El mar entre las grietas
desataba violento
su seminal espuma
Así se preparaba
la abrupta primavera
Los germenes
dormidos entreabrian
sus pezones mojados,
secreta sed y sangre
herían mi cabeza
Yo de mar y de tierra
te construi cantando
Necesite tu boca,
el arco puro
de tu pequeño pie,
tu cabellera
de cereal quemado.

Yo te llamé y viniste de la noche,
y a la luz entreabierta de la aurora
encontré que existías
y que de mi como del mar la espuma
tu naciste, pequeña diosa mía
Fuiste primero un germen acostado
que esperaba
bajo la tierra oscura
el crecimiento de la primavera,
y yo dormido entonces
sentí que me tocabas
debajo de la tierra,
porque ibas a nacer,
y yo te habia sembrado
dentro de mi existencia
Luego el tiempo
y el olvido vinieron
y yo olvide que estabas conmigo
creciendo solitaria
dentro de mí, y de pronto
encontré que tu boca
se había levantado de la tierra
como una flor gigante
Eras tu que existías
Yo te habia creado
Mi corazón entonces
temblo reconociéndote
y quiso rechazarte
Pero ya no pudimos.
La tierra estaba llena
de racimos sagrados
Mar y tierra
en tus manos estallaban
con los dones maduros
Y así fue tu dulzura derramandose
en mi respiración y en mis sentidos
porque por mi fuiste creada
para que me ayudaras
a vivir la alegría.
Y así, la tierra,
la flor y el fruto, fuiste,
así del mar venias
niña de mar
con el sol por detrás
sumergida esperando
y te tendiste junto a mí en el sueño
del que no despertamos

Pablo Neruda

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