Yo te creé,
yo te inventé en Italia
Estaba solo
El mar entre las grietas
desataba violento
su seminal espuma
Así se preparaba
la abrupta primavera
Los germenes
dormidos entreabrian
sus pezones mojados,
secreta sed y sangre
herían mi cabeza
Yo de mar y de tierra
te construi cantando
Necesite tu boca,
el arco puro
de tu pequeño pie,
tu cabellera
de cereal quemado.
Yo te llamé y viniste de la noche,
y a la luz entreabierta de la aurora
encontré que existías
y que de mi como del mar la espuma
tu naciste, pequeña diosa mía
Fuiste primero un germen acostado
que esperaba
bajo la tierra oscura
el crecimiento de la primavera,
y yo dormido entonces
sentí que me tocabas
debajo de la tierra,
porque ibas a nacer,
y yo te habia sembrado
dentro de mi existencia
Luego el tiempo
y el olvido vinieron
y yo olvide que estabas conmigo
creciendo solitaria
dentro de mí, y de pronto
encontré que tu boca
se había levantado de la tierra
como una flor gigante
Eras tu que existías
Yo te habia creado
Mi corazón entonces
temblo reconociéndote
y quiso rechazarte
Pero ya no pudimos.
La tierra estaba llena
de racimos sagrados
Mar y tierra
en tus manos estallaban
con los dones maduros
Y así fue tu dulzura derramandose
en mi respiración y en mis sentidos
porque por mi fuiste creada
para que me ayudaras
a vivir la alegría.
Y así, la tierra,
la flor y el fruto, fuiste,
así del mar venias
niña de mar
con el sol por detrás
sumergida esperando
y te tendiste junto a mí en el sueño
del que no despertamos
Pablo Neruda
martes, 2 de octubre de 2007
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